Sin duda, uno de los momentos más importantes en cualquier relación es adquirir el compromiso de aceptar toda una vida juntos. La entrega del anillo de compromiso es un momento único e inolvidable en la vida de toda mujer, por eso es tan importante crear el ambiente adecuado para un recuerdo hermoso que quedará por siempre.
Música para una cena romántica al estilo italiano, fue lo que me pidió el futuro esposo para hacer la entrega del anillo de compromiso. El hermoso restaurante Mora Blanca ubicado en una zona muy exclusiva de Polanco fue el lugar elegido para dar este importante paso. Llegue antes para acomodar el equipo de audio, organizarme con el personal y prepararme para el factor sorpresa de esta ocasión: vestirme de mesero y llevar la charola del postre que tenía el anillo de compromiso mientras cantaba.
Llegó la hora: ¡La entrega del anillo de compromiso!
La luz era tenue, la mesa muy elegante con velas y pétalos de rosas rojas sobre ella. Llegaron los futuros esposos y salí para preparar mi entrada. Una vez que acabaron la cena llegó ¡la hora del postre! Aunque ya tenía todo preparado y el repertorio lo había elegido previamente con el novio, me acordé cuando yo dí este importante paso y le propuse matrimonio a mi esposa, así que me puse un poco nervioso pero muy emocionado y contento.
Al estilo de los paseos en góndola en Venecia, una vez que me dieron la señal entré en escena con la charola y empezó el acompañamiento de O Sole Mio, dejé la charola en la mesa y comencé con mi interpretación. Al principio la novia no sabía que estaba pasando, pero una vez que descubrió la caja con el anillo de compromiso mostró un rostro emocionado y feliz. La gente a nuestro alrededor observó lo que ocurría y aplaudieron mostrando empatía con la pareja. Después de unos minutos para que el novio le dirigiera unas palabras a la futura esposa, comencé con mi segunda interpretación: Quanto E Bella, Quanto E Cara, una hermosa aria romántica de la ópera L´Elisir d´Amore (El Elixir de Amor) compuesta por Gaetano Donizetti.
Finalmente, los novios se prepararon para escuchar y disfrutar juntos de la tercera y última canción que interpretaría a petición del novio: Caruso, canción escrita por el italiano cantautor Lucio Dalla. Después me alejé de la mesa, no sin antes felicitar a los futuros esposos, para que disfrutaran juntos del postre y lo que quedaba de su hermosa velada.
Realmente fue un placer ayudar a Pablo a crear un momento muy especial que recordarán por siempre. Me fui muy contento por haberme invitado a vivir ese momento tan especial con ellos y satisfecho de saber que cumplí con mi misión: ¡crear experiencias únicas!